Por Carmen Morán Breña
Menuda semanita la última que ha pasado México. Si usted salió de viaje, es posible que no pudiera entrar de nuevo por algunos aeropuertos. La culpa no la tenía Aeroméxico, ni Volaris, ni la gestión aeroportuaria que tantas veces ocasiona retrasos y esperas. No, esta vez fue el volcán Popocatépetl el que se puso en acción y dejó el ambiente lleno de cenizas, un espectáculo fantástico para los vulcanólogos y cualquier otra persona de a pie, que deja imágenes fenomenales para quien no tenga los ojos irritados con las emisiones del cráter. Colegios cerrados, vuelos suspendidos y temor entre la ciudadanía por algo que no se puede evitar: fenómenos naturales. La inquietud persiste, porque la inmensa montaña de nombre impronunciable se ha puesto en modo dragón, no hay quien se acerque.
In “El País”, 30/5
Sim, é verdade! Em pleno século 21 vi os meus workshops todos cancelados por fenómenos da natureza.
Mas como sempre digo, a natureza é sábia e há que respeitá-la. E como acredito que nada acontece por acaso, adiei o workshop para o segundo semestre do ano. Hermosillo espera-me!